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Escrita por: Wistuba-san




En ficción toda decisión es deliberada. Ó en otras palabras, nada en una obra de ficción es dejado al azar. Esto no quiere decir que el autor medite meticulosamente sobre todos los elementos de una historia. Pero sus decisiones siempre obedecen a una línea de pensamiento concreta y bien definida. 

Desde poner una lámpara en el fondo del escenario intentando evocar alguna visión crítica del espectador hacia alguna ideología post modernista en particular; a simplemente ponerla porque la encontraba bonita. Puede que las cosas se hagan a la rápida, pero nunca sin pensarlo primero y esto es parte de la naturaleza humana y como cualquier elemento de la naturaleza humana es imposible de obviar y somos esclavos de la misma.

Megalo Box es una serie bonita estéticamente, con una historia sencilla. Pero en mi opinión no es una serie que se caracterice por prestarle mucha atención a los detalles de su narrativa ni de su mundo ficticio. Como todo es deliberado en una obra de ficción no me siento con la autoridad de atribuir esta falta de atención al detalle a errores de los escritores. Todo aquel que escribe una historia con agujeros argumentales sabe exactamente cuáles son y por qué existen.

Nosotros como audiencia sólo podemos inferir sí algunos elementos fueron errores o aciertos pero nunca podremos saber exactamente en qué pensaba ó cuales fueron las intenciones del autor hasta que el mismo nos las haga presente de manera explícita. 

Con falta de atención al detalle me refiero a que en forma concreta Megalo Box no toma en cuenta lo que el boxeo realmente significa como disciplina. Aquí, existe un nuevo deporte que corresponde a una variante del boxeo tradicional donde se han adicionado componentes mecánicos que aumenten la capacidad de los pugilistas. 

Esto no se ve para nada ridículo. 

Sí le agregamos a la hoya el ingrediente secreto de que el protagonista es un underdog que viene de las calles ganándose la vida perdiendo peleas arregladas; y que adicionalmente su rival es el campeón mundial con todo el dinero del mundo, la historia básicamente se escribe sola. 

Todo gira en torno al Megalo Box, el nombre de este evento. Las comunidades, la economía  y la formas de ver el mundo fueron construidas con este show en mente. Eso suena en primera instancia bastante bien y me deja con la idea de que los guionistas realmente pensaron en como nuestro mundo - con marcadas diferencias entre ricos y pobres - podría reaccionar a la intervención mecánica del deporte más popular del mundo. 

Pero luego me planteé lo siguiente: En mi mundo, el deporte más popular por lejos es el futbol. Mueve millones de millones a cada segundo y cientos de miles de personas lo viven todos los días de una u otra manera. En este contexto, ¿Qué pasaría sí, de pronto, le pusiéramos piernas de metal a los futbolistas? 

Me saltaré muchos pasos en este ejercicio, pero me da la sensación que resultará en un cambio a nivel fundamental en como los mismos futbolistas y, en consecuente, todos los demás se aproximarán al deporte. Piernas mecánicas extra fuertes son sinónimo de tener que alterar las propiedades físicas de la cancha y del balón, cambiar el reglamento interno y delimitar explícitamente qué está permitido alterar y no alterar en un futbolista, entre otras cosas. ¿Podré alterar la altura de mi futbolista? ¿Tal vez especializarlo milimétricamente? 

El Underdog con todo en contra. El guión se escribe prácticamente sólo

Ahora, ¿Cómo el mundo de Megalo Box reacciona frente a la implementación de brazos mecánicos? Su respuesta me resulta profundamente deprimente: Boxeo común y corriente. No vengo a decir que el boxeo sea un buen ó mal deporte, eso no viene al caso acá. Pero lo que sí viene al caso, es que esperaba una alteración más substancial comparado con lo que se presentó como propuesta.

Los combates obedecen las mismas reglas de siempre en función de las estrategias utilizadas, la atmósfera en la relación peleador-entrenador, la actitud de los patrocinadores y del marketing . Todo sigue siendo idéntico a nuestro mundo como concepto. Sólo que ahora todos tienen metal en los brazos y se comportan como en los años 60 por alguna razón

Esto no sería tan grave sí el resultado final de todo fuese una fiel representación del espíritu del boxeo. Pero como dije, Megalo Box se destaca por una pobre atención al detalle y el boxeo como disciplina en acción es lo que saca la peor parte. Y recuerden, todo es deliberado en una obra de ficción. 

Por lo tanto, me doy el lujo de especular que alguien dentro del staff se dio cuenta de lo que voy a decir y no lo cambió porque, tal vez, estaban escasos de tiempo ó tenían otras prioridades en mente de las cuales estoy en desacuerdo a un nivel fundamental.

El audífono que lo arruinó todo para un quisquilloso anónimo de internet.

Como ejemplo concreto citaré un evento ocurrido luego de los primeros 8 minutos del primer capítulo. En este escenario a nuestro protagonista se le es entregado un audífono con el mensaje subyacente de escuchar las instrucciones de su entrenador que van en relación a dejarse perder por temas de dinero en un combate clandestino. La pregunta del millón aquí es: ¿Por qué sería buena idea usar u audífono en un combate? 

¿Por qué sería buena idea tener un pequeño objeto electrónico metido en la oreja para una pelea? Los médicos ni siquiera recomiendan el uso de los bastones para limpiarse la cerilla del canal auditivo dentro de la comodidad de mi hogar, donde muy probablemente no seré atacado por un gorila boxeador con brazos mecánicos. ¿Por qué aquí sí sería una buena idea? El boxeo es un deporte donde, a pesar de su naturaleza auto destructiva, el cuidado de la salud de los peleadores ocupa gran parte de los recursos. Los protectores dentales existen por una razón. 

Esto no sería gran cosa si no me recordaran en cada episodio como esta obra conmemora los 50 años de una serie que probablemente casi nadie vería hoy en día por tener una animación no muy amigable y como un millón de episodios. No obstante, ni eso ha evitado su subsecuente relevancia histórica ni ha permitido negar el amor que dicha obra le dedica al boxeo.

Con un millón de años y un millón de capítulos. Un clásico dicen, pero buena suerte encontrando el tiempo para verla.

¿Sonará muy quisquilloso quejarse por un audífono, cuya presencia me revela que los guionistas tuvieron entre sus prioridades inmediatas la progresión de la historia en lugar de construir un deporte ficticio consistente, cuando uno de los principales recursos de marketing fue la promoción de dicho deporte? 

Si bien el incidente del audífono sólo se repite una vez más, la misma lógica aplica a muchas otras cuestionables decisiones. Una lógica basada en la representación del mínimo común denominador de lo que conocemos como boxeo, en lugar del evento deportivo real y tangible conocido como boxeo. La animación de los golpes no tiene peso ni tampoco van acompañados con efectos de sonido que generen la ilusión del mismo. Los combates solo se limitan a planos en dos dimensiones como si fuese un video juego de luchas en lugar de la dinámica en forma de espiral característica de un round. Nadie usa ningún tipo de protección extra y cada quien utiliza los pantalones y el cazado que quiere. 

Cuando la ilustración quiere verse bien, se ve increíble.

El staff tomó la decisión de construir una historia clásica, simple e intensa sin mayores sorpresas ni desvíos. Se priorizaron buenos dibujos y una banda sonora que den para hablar en un futuro cercano, más no muy duradero. Sin embargo, yo no busco sólo bonitos dibujos, ni una historia intensa ni tampoco una larga lista de cosas bonitas que se hayan hecho "bien". Busco un conjunto de fragmentos íntimamente relacionados entre sí, que se refuercen los unos a los otros y que en su totalidad fabriquen una historia.

 Y eso aquí no lo encontré.



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