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- Reseña: Shinsekai Yori
Escrita por:
Unknown
- Géneros: Drama, Horror, Misterio, Ciencia Ficción, Sobrenatural.
- Estudio: A-1 Pictures.
- Director: Ishihama, Masashi.
- Fuente original: Novela.
Contexto
Cuando alguien habla de anime moderno suelen salir términos
como “moe”, “slice of nada”, “franquicias refritadas” y otras frases que
refieren a la lenta y progresiva supuesta muerte creativa del medio. Lo que se
ignora es que en cualquier medio siempre hay modas, que definen la orientación de la gran masa de contenido del
mismo en un momento sociocultural determinado, y no necesariamente significa
que antes sea estrictamente mejor o había más talento, sino que las corrientes
actuales tienen un foco diferente. Es debatible que en épocas anteriores donde
casi todo eran Kenshiros y Gundams hubiesen salido gemas como Usagi Drop o incluso Barakamon, sobre todo tras el declive
del bloque WMT, pero eso es tema aparte.
A su vez, esto no quita que existan trabajos que se
salen de la línea y no atiendan específicamente a lo que demanda el mercado.
Uno de los grandes atractivos del anime es que a lo largo de su historia como
medio niche, siempre ha experimentado cosas nuevas sin miedo al fracaso
financiero. Shinsekai Yori, es uno de
estos casos, ya que como si se tratara de un experimento social, A-1 Pictures
lanzó este anime distópico de ciencia ficción al aire solapando su primera
mitad con la segunda de Sword Art Online.
Los números hablan por si solos (ventas en volúmenes
de Blu-Ray, Otoño 2012).
¿De
qué trata Shinsekai Yori?
En el mundo de Shinsekai Yori, hubo un brote del 0.1%
de la población que desarrolló una forma de psicoquinesia llamada Cantus, el
poder de manipular materia y fuego con la mente, lo que llevó a un período
oscuro en la historia de la humanidad una vez que sus usuarios, conscientes de
este poder de proporciones divinas, recurrieron a la violencia. Luego de esta
época de caos con regímenes instalados y derrocados en sucesión, la facción de
la humanidad psíquica se asentó en aldeas aisladas del resto del mundo, con sus
propias normas para mantener su frágil estabilidad, creando un Nuevo Mundo con complejas reglas e
implicaciones morales.
La serie nos narra la historia de Saki Watanabe, una
niña de 12 años de la aldea de Kamisu 66 y su grupo de amigos a medida
desenvuelven lentamente las verdades de su mundo, como llegaron a su estado
actual, y nos presenta una única coming-of-age (historia de madurez) en la que
los vemos crecer y encontrar sus destinos en esta supuesta pacífica utopía con
abundantes recursos a disposición de la humanidad.
Uno de los fondos más sobresalientes.
Historia/Desarrollo
(9.5/10)
El anime está basado en una novela con formato
tradicional de tres actos/arcos, escrita por Kishi Yusuke. En un foco más
concreto y crítico, la historia en Del
Nuevo Mundo se desenvuelve lentamente en el transcurso de sus 25 episodios,
a un paso que puede a veces resultar hostil hacia los espectadores, pero que recompensa
su estadía con un explosivo arco final. Al comienzo de la misma tenemos una
sucesión de eventos que sutilmente nos muestran cómo funciona el mundo y ha
llegado a su estado actual. Estos eventos no tienen una dirección clara ni hay
una meta definida, por lo que depende de la intriga que tales sucesos creen, y
cómo se relacionen con lo que la historia quiere contar. Por suerte, la
construcción del mundo en Shinsekai Yori es brillante. Viendo como la trama se
desenvuelve desde los ojos de Saki, descubrimos el mundo con ella, y lentamente
mitos, leyendas, fantasía e idealismo van destruyéndose a medida nos
encontramos con una historia de ciencia ficción dura, con reglas complejas y
consistentes, y una fría sucesión de realidades que reflejan conflictos morales
sobre la dinámica del poder, Derechos Humanos y Civiles que pueden aplicarse a
nuestros propios tiempos como espectadores. Todos los diseños, fauna, flora y
locaciones tienen una razón de ser como son, y cada órgano presentado en la
sociedad tiene un rol claro en la misma, así como en la historia y su
desarrollo.
El segundo arco reduce el paso de la historia para
concentrarse en el efecto que tienen estas revelaciones en la psicología de
nuestros personajes, explorando relaciones interpersonales, con el sistema y el
resto del mundo, completando y atando los cabos que la primera parte expone.
Algunos de estos personajes toman decisiones que tendrán un efecto muy presente
en el resto de la historia, y su destino en el mundo se hace progresivamente
más claro. Estos dos arcos contienen dos necesarias escenas de exposición de
duración considerable para aclarar lo que se está mostrando, pero a su vez el
anime deja mucho contenido simplemente implicado, y no apabulla al espectador
contando cada pedazo de información disponible. En Shinsekai Yori existe cierto
balance en “mostrar” y “contar”. Hay suficiente explicación para no perder a la audiencia, y suficiente información implícita para que descubra que es lo que ocurre por su cuenta.
Estos dos primeros arcos contienen 16 de los 25
episodios de la historia, y constituyen una lenta progresión de eventos,
algunos con mayor seguimiento lógico que otros, que desembocan en la lluvia de
eventos que inunda el arco final de la serie. Ya en este segmento, las
motivaciones y metas de los personajes, que hasta ahora eran un misterio, se
hacen evidentes, y la trama golpea fuerte como un tren de carga a máxima
velocidad; aparece una meta clara que da un fuerte sentido de urgencia con
mucho en juego. Es acá donde la verdadera sustancia de Shinsekai Yori se
muestra. Los eventos exponen la naturaleza de los humanos respecto al poder, y
como facciones aledañas responden a esta dinámica. Series distópicas como por
ejemplo Psycho-Pass, pecan de mostrar muchos lados interesantes de su mundo y fallar en integrarlos a su trama principal; los suman cuando resulta conveniente u
omiten hacer esto completamente. El antagonista de Del Nuevo Mundo crea un plan de gran complejidad, y las distintas
partes del mismo integran cada elemento presentado previamente en la serie, lo
que es símbolo de un trabajo de calidad, que no deja nada al azar, más allá de
menores agujeros y conveniencias que poco afectan al producto final.
El final de la serie plantea un conflicto moral en el
espectador con pocos precedentes, dado que ambas partes del mismo tienen motivaciones
coherentes para hacer lo que hacen, sin que se presente a ninguna de las dos
como unilateralmente buena o mala. A su vez plantea, sin explicitar, muchas
preguntas acerca de sus temas humanísticos, que dan mucho para pensar una vez
terminado el anime.
Finalmente, Shinsekai Yori recorre un abanico de
géneros considerable para una serie de su duración. Utiliza efectivamente
recursos cinematográficos para generar suspenso, horror, drama, relaciones
románticas y da suficiente impacto a sus esporádicas escenas de acción, a pesar
de ser una serie de bajo presupuesto. Otorga suficiente variedad a su contenido
para mantenerse medianamente entretenida incluso en sus partes más densas, a
pesar de ser una obra que se concentra fuertemente en construir su mundo y
comunicar su mensaje.
Las escenas dentro del subconsciente de Saki están muy bien logradas.
Personajes
(7.5/10)
Los personajes principales de Shinsekai Yori son
adecuados para el mundo que intenta construir. Son gente común en una utopía,
que descubren pasiva y lentamente la naturaleza de su ambiente, y en parte por
eso, son también el eslabón más débil del anime. Ninguno de ellos es
particularmente proactivo, ni posee una ideología radical que tenga un efecto
realmente significativo en el desarrollo de la historia, y es más bien el
desarrollo de esta lo que los lleva a actuar. Son meros papeles en blanco con
algunos rasgos de personalidad que los distinguen, y desde un punto de vista
crítico más frío podrían considerarse débiles, pasivos, reaccionarios, e incluso
aburridos. Sin embargo, el rol de un personaje es ser el nexo entre el
espectador y la historia, y el hecho de que sean gente común que fuera de sus
roles en la historia sean a grandes rasgos intercambiables es parte del punto, ya que en su mundo sufren un fuerte grado de
regulación e intensivo control de ambos, conducta y pensamiento, que hace que
no desentonen y sean consistentes tanto con el universo en el que se sitúan, y con
los temas que se quieren explorar. Todos estos detalles son mostrados en la historia.
Uno de los principales errores de Psycho-Pass como
distopia (como descargo, ya que no odio la serie, sigue siendo un entretenido
thriller de acción con interesantes conceptos de ciencia ficción), es el hecho
de que casi no muestra como interactúa el ciudadano común en su mundo, ni cómo
es afectado por el, y decide concentrarse en quienes ejercen la autoridad, con
su villano estando fuera del sistema,lo que es un tanto hipocrítico.
Shinsekai Yori nos muestra enteramente cómo vivir en
el mundo presentado afecta el crecimiento de estos personajes, como las
revelaciones afectan su psicología y su rol en la sociedad. Satoru es un
personaje que podría considerarse débil a pesar de todo, ya que a pesar de
estar presente constantemente, fuera de su rol social, es de los menos
afectados incluso después de los traumáticos eventos de la serie.
Luego están los personajes secundarios, que con gran
variedad de personalidades, diseños, edades, posturas y roles, compensan esta
falta de empatía que puede haber hacia los personajes principales, al ampliar
las dimensiones de este universo y dar vida propia al mundo, al punto que el
mundo mismo puede considerarse un personaje principal (destaco los personajes
de Shisei, Tomiko y Kiroumaru). Finalmente, el antagonista principal, es
genuinamente un personaje complejo, con motivaciones bien fundadas, y métodos
cuestionables que lo hacen un fuerte personaje maquiavélico una vez tenemos
introspección de el sobre el final del anime. Nunca se le da enteramente ni la
razón ni la culpa, y se le deja al espectador tomar una postura, o incluso
extrapolar las ideas presentadas a nuestro mundo actual.
Presentación
audiovisual (6.5/10)
Otro fondo que contrasta con el anterior.
Sonido:
La banda sonora de
Shinsekai Yori presenta una mezcla de piezas de piano, cuerdas, coros,
diferentes efectos de sintetizador lamentablemente de calidad a veces buena,
pero en general media o baja, y tiene por insignia un tema principal compuesto
por un coro y banda con guitarras eléctricas y batería, que es sumamente
distintivo y encaja perfectamente con el ambiente cada vez que es usado. Y es
usado mucho, para bien o para mal, aunque el hecho de que está dividido en tres
partes le da un buen rango de usos antes de que se vuelva viejo. Además hace
buen uso de uno de los movimientos más tranquilos de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorak, lo que le da ambiencia
y refuerza la identidad de la serie.
La gran mayoría de esta banda sonora está usada
competentemente, y evoca el sentimiento que requiere la escena
independientemente de la calidad de la pieza misma, sea tranquilidad, resaltar
lo sombrío, suspenso o catarsis. A su vez los seiyuus hacen una buena perfomance en general, destacándose Taneda Risa como Saki, quien logra vendernos el desarrollo de Saki en sus etapas de niña, adolescente y adulta. Nota:
7/10.
Apartado visual: El verdadero talón de Aquiles de esta serie es lo visual. Su principal debilidad es que la forma en la que A-1 Pictures produce sus trabajos es contratando FreeLancers que trabajen para dirigir un bloque de episodios, animar ciertos cortes o pintar tantos fondos. La producción de Shinsekai Yori, en consecuencia es terriblemente inconsistente, con el arte y diseño de personajes cambiando completamente durante un episodio en el que se vuelve sumamente evidente y molesto (5) y otro en el que extrañamente añade al ambiente del episodio en cuestión (10). Aun así el movimiento, salvo en escenas clave, tiene pocos fotogramas, es tosco, el diseño de personajes aunque cambien constantemente de ropas (lo que es un mérito y añade al realismo) es muy simple para estándares modernos y ciertas elecciones de ángulos de cámara llaman la atención y distraen por la poca relevancia o incluso la redundancia que tiene lo que se está mostrando.
Aun así, Ishihama imprime cierta identidad visual que
evoca un distintivo sentido de misticismo cuando es necesitado (sobre todo en
escenas que se meten en la consciencia de nuestra protagonista), y hay momentos
en los que la serie se ve extraordinariamente bien, con fondos espectaculares así
como animación fluida y gráfica, que está bien reservada para momentos climáticos de la
serie. Es suficiente para poner al apartado visual por encima de la media. Nota: 6/10.
Críticas
varias:
- La falta de trama/meta definida al principio hace sentir a los eventos desconectados con un foco errático.
- Las consecuencias de la historia, a pesar de ser reales, cerrar temáticamente el mensaje, y verse en la relación de los humanos con su mundo, no se ven reflejadas fuertemente en la estructura social de los humanos. Esto es debatible porque hay causas reales que impiden que se generen estos cambios sin arruinar la consistencia del mundo.
- Tener problemas con los personajes es una queja válida. A su vez, entre exposición y algunas líneas cliché, el diálogo en general no es de máxima calidad y le falta algo de energía a la serie.
Recomendado
para:
- Quienes buscan una distopia con construcción del mundo sobresaliente, con su propia ciencia ficción consistente con sus reglas.
- Buscan una historia que se toma su tiempo para plantear sus elementos e ideas antes de revelar su verdadera complejidad.
- Buscan conflictos morales grises en una pieza temáticamente compleja.
Concluyendo con una nota más personal, no puedo negar que Shinsekai Yori, pese a sus problemas, es una de mis series anime favoritas. Haber visto los 25 episodios en un solo día fue la experiencia más inmersiva que me dio el medio hasta la fecha, y creo que si lo escribí acá llama a alguien remotamente la atención, es probable que comparta aunque sea una fracción de mi experiencia.
Nota
final (promedio): 8.25/10.
Nota
personal: 9/10.
ghhc
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