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Escrita por: Wilburg


Dios santo, tiempo sin leernos. ¿Hace cuanto no escribo acá? Creo que desde diciembre del año pasado, aunque no estoy muy seguro. Les contaré un pequeño secreto que puede ser la razón de que no me hayan visto durante este tiempo: estoy por una época de desencanto con el anime. Desde mediados de la temporada pasada, por alguna razón simplemente dejé de ver comiquitas chinas. Estaba viendo unas siete u ocho series de temporada, y las puse todas on-hold. Pero aquí estoy de nuevo, mis ganas por ver animación japonesa volvieron. Aún tengo muchas series de esta temporada en espera, luego de ver un solo capítulo, o ninguno en absoluto: tenía que ponerme al día con el anime que dejé el año pasado. Una de esas series es la que trataremos en este artículo, Akagami no Shirayuki-hime, ya que, aunque no es de la temporada de otoño 2017, comencé a verla en ese momento, antes de dejarla al haber visto tres episodios. 

Esta serie, en mi aventura por reconciliarme con el anime, ha hecho que vuelva a amar este medio, y ha revivido en mí las ganas de seguir consumiéndolo en un momento que estaba lleno de dudas. Viéndola, recordé lo que me hizo amar este medio en un principio, y me hizo sentir nostalgia por volver a experimentar este tipo de historias.

Muchos son los factores que hacen de Akagami no Shirayuki-hime una serie muy completa. Calidad de sobra en la animación para ser un anime de romance, música discreta pero que logra exaltar las emociones de la obra. Sin embargo, sobre todos los demás elementos, el guión fue algo que me atrajo de forma especial. La manera en que esta serie trata el romance entre sus dos personajes principales es algo que me hizo pensar mucho sobre las historias románticas que he consumido en el pasado. Verán, esta es una historia romántica en la que el romance juega un papel de reparto hasta los últimos episodios de la serie, en los que toma finalmente su puesto como el conflicto principal.

Soy una persona muy cursi y como tal me encantan las historias románticas, y una característica se repite en muchas obras que tratan el romance: comienzan con los protagonistas conociéndose, y su relación se convierte en el foco principal de la historia. No hay nada fuera de la relación, y todo lo que conocemos sobre estos personajes lo aprendemos mediante sus interacciones. Y aunque a veces parezca lo contrario, la verdad es que las personas se definen por cosas que van mucho más allá de sus relaciones. Recuerdo que esto es algo que hizo muy bien Net-juu no Susume en su momento — no es casualidad que fuera la única serie que me hizo esperar como niño semana tras semana frente al monitor. En esta serie, además de la relación entre los dos enamorados, el conflicto principal es la depresión de la protagonista, y esto es algo que conocemos por sus interacciones con otras personas y por su actitud en solitario. Es un conflicto muy personal, que ayuda a crear un personaje con el que podamos empatizar, y al que deseemos la mejor de las suertes.

Ahora debo decir que quizá Akagami no Shirayuki-hime no tenga tanto éxito en este punto. Lo siento, amé demasiado Net-juu no Susume, y puede que haya algo de favoritismo. Sin embargo, este anime también logra alejar el foco principal de la relación romántica entre los protagonistas, para situarlo sobre conflictos más personales, que construyen mejor a los personajes. Shirayuki quiere entrar a trabajar en el castillo, no solo para estar cerca del príncipe, sino porque quiere mejorar sus habilidades en la medicina. Zen necesita mejorar como monarca para solucionar los problemas que tiene con su hermano. Ninguno de estos dos conflictos se resuelve con el amor y “gracias a que se tienen el uno para el otro”. A esta serie no le gustan esas basuras. Shirayuki entra a trabajar en el castillo por sus propios méritos y habilidades, y Zen soluciona su problema enfrentando a su hermano por cuenta propia.

Antes de crear personajes para que puedan estar juntos por siempre, necesitas diseñar personajes que sean capaces de sostenerse sobre sus propios pies. Debes darles una vida fuera de la relación; muchas historias de amor olvidan esto. Al crear profundidad para los personajes principales antes de agregar en la trama un toque de romance, logras que la audiencia se familiarice con ellos y los quiera ver juntos. Para crear una relación carismática, debes crear personajes carismáticos que puedan sostener, solos, una historia, y Akagami no Shirayuki-hime los tiene. Por ello, cuando el romance golpea de nuevo en los últimos tres episodios, es tan satisfactorio.

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