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Escrita por: Wilburg


Amada por muchos y odiada por otros, Shingeki no Kyojin es uno de los animes más famosos de la última década. Y, a diferencia de la mayoría de los hipsters, creo que es una obligación para nosotros verla. Para tener una opinión y esas cosas. Además, debemos saber qué imagen estamos dando a la gente que no está dentro de este mundo. Afortunadamente, Shingeki no Kyojin es de esas que, al igual que Death Note, deja un buen sabor de boca y me hace sentir esperanzado de que este medio tenga cada vez más seguidores.

La historia gira en torno a Eren Jaeger y sus amigos de la infancia Armin Arlert y Mikasa Ackerman. En este mundo la población humana vive concentrada dentro de tres enormes muros (María, Rose y Sina) para protegerse de la aparición de seres gigantescos que devoran personas: los titanes. Un día, el distrito Shiganshina, ubicado en una de las partes externas al sur del primer muro denominado María, es atacado por un titán de tamaño colosal, causando una brecha y abriendo el paso al resto de los titanes logrando así invadir la ciudad. Tras el caos ocasionado, y una vez están a salvo, los jóvenes deciden unirse al ejército y combatir a los titanes por sí mismos.





Primero lo primero, y quizá lo más importante antes de comenzar a verlo: esto es un shonen, y comparte la mayoría de los problemas de los shonen. Los diálogos flaquean en los momentos más necesarios, haciendo que algunas escenas pierdan gran parte del valor dramático que vienen acumulando. Esto sucede sobre todo en las escenas trágicas. Reacciones exageradas y gritos a diestra y siniestra es todo lo que hace falta para dañar la tensión de una escena. Si a esto le sumas que a cada mínimo suceso trágico los personajes lloran y comienzan a gritar pierde todo el shock emocional que pueda causar. Además, introduce personajes de la manera más melosa posible solo para matarlos a los quince minutos. Todo lo antes mencionado hace que la serie sea predecible y, aunque sólo lo sea en cosas tontas e insignificantes, estos errores en los detalles a veces hacen que pierda la magia.

Otro problema que veo y, de nuevo, propio de los shonen, es la lentitud de la historia. La serie pudo haber sido la mitad de larga y el doble de emocionante. Algunos momentos son alargados de forma artificial para poder llegar a los 24 minutos que significan un capítulo nuevo. Para darse cuenta de esto solo hay que ver los primeros dos capítulos. Estos capítulos nos narran la historia de estos tres amigos en la tragedia; una historia que se pudo haber acortado una barbaridad. Viéndolos, solo podía recordar el primer episodio de 91 Days, que te contaba todo lo que necesitabas para entender la historia en aproximadamente 10 minutos, y somos capaces de empatizar con el protagonista en estos cortos instantes. En cambio, Shingeki no Kyojin necesitaba, por alguna razón, mostrarnos dos episodios de Eren haciendo cosas que de todas maneras también hizo en el tercer episodio, de adulto (como hablar con Mikasa y armin, pelear con Mikasa y Armin y comer pan con Mikasa y Armin).

Sin embargo, a rasgos más generales, la sucesión de los eventos en la historia se hace muy interesante. Esta siempre avanza (lento pero seguro) y te atrapa para que sigas viendo más y más. Esto se debe a que tiene algo muy propio de las series occidentales: el cliffhanger. Los animes suelen tener capítulos de cierta manera autoconclusivos. Incluso en series con una historia lineal que siempre intenta avanzar, los episodios suelen tener una estructura que presenta un problema, un desarrollo y una solución en el mismo episodio. Algunos animes utilizan el cliffhanger en dos o tres episodios como mucho (en esta descripción no tomo en cuenta los «long running shonen» que, como todos sabemos, pueden alargar una sola pelea en 10 episodios). La diferencia es que Shingeki no Kyojin se aprovecha de esta herramienta en casi todos sus episodios, lo cual creo que es otra de las razones de que sea tan famoso en occidente. Se podría decir que tiene la estructura de un «long running shonen» pero con solo 25 episodios. Lo cual pudo ser un problema, si no fuera un anime de titanes. El hecho de que combatan contra titanes hace que la magnitud de los problemas parezca muy grande, haciendo creíble que un mismo conflicto se divida en 9 partes y, por ende, en 9 episodios.

Otra razón de su popularidad es sin duda la forma en que la serie utiliza el shock y la muerte para sorprender al espectador. En el occidente la gente es muy masoquista, y Game of Thrones nos enseñó que al público le divierte ver a sus personajes favoritos morir, y el creador Shingeki no Kyojin es muy consciente de esto. Además, uno de los temas que toca la serie son los horrores de la guerra, el cual es un tema que necesita de la muerte para poder transmitir su mensaje. Quizá lo que me gustaría ver es a más personajes principales morir porque, aunque hay cierto sentimiento de peligro latente, están esos personajes que «no pueden morir». Hace falta que uno de esos muera, para que el público sienta de verdad el peligro que conlleva su lucha. Además, todos los que vieron la serie saben de cierto personaje femenino que carece de profundidad y no es más plano por el simple hecho de que tiene muchas curvas. Todos sabemos de qué personaje estoy hablando, ¿verdad?... mejor sigamos con la reseña.



La serie, además, presenta un sistema gubernamental que, si bien podría estar mejor desarrollado, es interesante y le da más vida y credibilidad a la historia.

La muerte de los personajes principales sería dolorosa porque son personajes muy carismáticos (ejem… menos uno) con los que se empatiza fácil. Sí, caen en casi todos los tópicos posibles de los shonen, pero lo hacen de una forma que no se siente repetitiva. Eren en un principio parece el típico personaje con grandes ideales y nada de habilidades, pero el guión le da la vuelta y hace que sea un personaje muy habilidoso y, en cierta medida, un imbécil. Eren es un personaje con muy mal carácter, algo que yo nunca había visto en un shonen, y me tomó por sorpresa (más teniendo en cuenta que ahora estoy viendo HxH y Gon es un pan de Dios). Los demás personajes principales se pueden colocar fácilmente en algún tópico de los animes; La fría, el inteligente, la glotona, la bonita…, pero a la vez son personajes muy tridimensionales. En los momentos de batalla, la mayoría de los personajes se comportan de manera especialmente madura, lo cual genera un gran contraste con los momentos más calmados y normales. Todos los personajes tienen muchas facetas que los hacen más interesantes que la mayoría de los personajes de los shonen.

A la construcción de personajes ayuda el guión al que, aunque lo critiqué antes por muchas cosas, se le debe reconocer que, en los momentos más pacíficos, resalta por su calidad. Cuando los personajes realizan cosas muy triviales es cuando el guión se siente más natural. La relación entre los personajes cuando están dentro de las murallas y sin peligro de morir es muy real. Los integrantes de la Infantería de Reconocimiento, y más concretamente del equipo de Levi, son el mejor ejemplo de esto. En batalla se compenetran a la perfección y se ve el tiempo que llevan trabajando en conjunto. Sin embargo, cuando más se siente que son compañeros de toda la vida es cuando están cenando, sin peligro de morir. En el equipo se nota que hay muchas relaciones interpersonales ocurriendo, pero los diálogos son de lo más casuales. Incluso hay una relación amorosa que sabemos que está allí, pero nunca es mencionada abiertamente. Una pena que esto no sea igual en los momentos más dramáticos y en las escenas de acción.

Esto no quiere decir que las escenas de acción no valgan la pena. ¿Tienen problemas? sí, muchos, pero estas escenas se sostienen sobre su animación, su música y su dirección. Lo antes mencionado destaca en estas escenas y las elevan a un punto donde olvidas los problemas de guión que pueda tener. Son escenas que utilizan todos los recursos posibles para hacer sentir al espectador la velocidad, la magnitud y la fuerza de las batallas. Escenas en las cuales, además, el director es muy astuto haciendo secuencias magníficas donde aprovecha el gas de los equipos de maniobra a forma de líneas cinéticas para darle más sensación de velocidad a los movimientos de los personajes. Tampoco se contiene a la hora de mostrar la destrucción que ocasionan los titanes y, cada vez que puede, el director nos recuerda lo pequeños que son los humanos en comparación a ellos.




Y ya que hablamos de la animación, vale la pena destacar la misma. La animación es sin duda de lo mejor que tiene esta serie. En los momentos calmados la animación cumple, es bastante consistente y apenas tiene errores. Pero nadie se fija en estos momentos, ¿no? mejor hablemos de lo realmente importante. Las secuencias de batallas son simplemente espectaculares. Frenéticas, veloces y fluidas, estas escenas son todo lo que necesito para que esta serie valga la pena. Aunque no tuviera nada más que destacara, estoy seguro que la vería de todas maneras solo por estas escenas que, desafortunadamente, son pocas. Es, además, de las series que he visto, la que mejor integra el 2D con el 3D. Es increíble lo bien que se mueven los personajes 2D en un espacio 3D sin parecer fuera de sitio, y lo precisa que es la interacción que hay entre los dibujos y el CGI es impresionante.

Shingeki no Kyojin tendrá muchos problemas, pero para mí es una serie que debería emocionarnos más que cualquier otra. Es una serie con fama mundial, que le da a la gente común y corriente que no ve anime una probadita de lo que es este mundillo. Y, afortunadamente, esa probadita deja un buen sabor de boca. Quizá no me gustó tanto, y no aporta gran cosa a los animes, pero las emociones que he observado en la gente que nunca en su vida ha visto anime son algo que no tiene precio. De verdad, quedé mucho más contento de lo que esperaba con Shingeki no Kyojin, y tú también deberías estarlo porque gracias a ella muchas más personas han podido empezar a ver anime, y con eso solo sale ganando la industria del anime y, por tanto, nosotros, que podremos seguir disfrutando del medio.

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