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Escrita por: Wilburg



K-On era una de esas series que tenía en pendientes desde hace mucho, mucho tiempo. Diría que la tengo en mi lista desde que comencé a interesarme por ver anime. Y desde entonces se me había olvidado que debía verla. Es un grave problema del sentido de prioridad que tengo. Lo notarán al ver la cantidad de series de temporada estoy siguiendo, cuando podría ver obras maestras. Pero, debido a la urgencia de sacar una reseña, tuve la obligación de verme una serie completa en unos dos días. Tomé todas las series de un cour en mi lista, y K-On salió vencedora en una elección completamente al azar.

Tenía grandes expectativas para esta serie por la cantidad de buenos comentarios que había escuchado, y, principalmente, por estar dirigida por Naoko Yamada y animada por mi estudio favorito, Kyoto Animation. Afortunadamente, no solo cumplió mis expectativas, las sobrepasó brutalmente. Y, si su segunda temporada vale la pena entrará en mi lista de favoritos por… varias razones, de las que hablaré en las siguientes líneas. Pero antes de pasar a hablar directamente de K-On, debemos derribar una barrera fundamental para poder discutir sobre esta serie sin ningún tipo de prejuicios.

HABLEMOS SOBRE EL MOE

Este es un tema cuanto menos polémico. La simple palabra ya es escandalosa, dado que es usada por ciertos grupos para referirse a este tipo de series de forma despectiva. Por lo que no sé si esté del todo bien decir frases tales como “A mí me gusta mucho el moe”. Sin embargo, a efectos prácticos del artículo, usaremos la palabra para referirnos a este “estilo artístico”.

Las opiniones con respecto a este tema están muy polarizadas: o lo amas, o lo odias. Claro, también están los que son completamente indiferentes al tema. Pero vagando por internet, notarás que estos son casi inexistentes en las discusiones, probablemente porque los dos grupos más extremistas son mucho más ruidosos.


Ritsu se pone triste cada vez que alguien se rehúsa a ver K-On por ser "muy moe".

Aun no he visto el suficiente anime como para considerarme un “amante del moe”, pero debo decir que me posiciono más con el bando de los defensores de este estilo. ¿Por qué? Simple; porque no tiene nada de malo. Obviamente, el moe no es superior al resto del anime, y no todas las series que entran en esta categoría son obras maestras. Pero sería como decir que todas las series de mechas son obras maestras únicamente por ser de mechas. Ahora, el bando contrario está compuesto por gente llena de odio que sostienen que el moe está destruyendo al medio y que es imposible que algo bueno salga de esto. Eso es incluso más estúpido que pensar que todo el moe es bueno. Están destruyendo y rebajando un “género” entero sin siquiera tomarse las molestias de ver más allá de las apariencias.

Sí, el moe es un estilo que puede no ser de su agrado, no hay ningún problema en eso. Se llaman preferencias, y lo mismo podría pasar con cualquier otro género. Yo, por ejemplo, no disfruto mucho de las series de mechas. Ver a robots pegándose está muy abajo en mi lista de preferencias. El problema llega cuando esas preferencias te convierten en un disociado que no ve más allá de la capa superficial de las series. En ese caso, yo jamás habría visto Neon Génesis Evangelion, solo por ser de mechas. Y esta se terminó convirtiendo en una de mis series favoritas. El problema principal, me parece, es que la gente suele centrarse mucho en cosas realmente irrelevantes. Lo importante, y lo que hace trascendente a una serie, no es que sea de mechas o que sea moe. Va mucho más allá. Y K-On va mucho más allá de simplemente ser moe.

Por cierto, último paréntesis antes de comenzar la reseña en sí. Me gustaría aclarar que no hay una sola manera de trascender un género e ir más allá. Parece que muchos piensan que la única forma de hacer de un género algo serio es haciendo una “deconstrucción” (odio esa palabra) oscura y sangrienta. Y no. Madoka Magica no es la única forma de hacer del moe algo más interesante. Ahora sí, vamos a la reseña.

LA EXCEPCIONAL DIRECCIÓN DE NAOKO YAMADA

Vale, comencemos con el principal tema que le da vida a K-On: su dirección. En esta ocasión, estamos hablando de uno de los primeros trabajos de Naoko Yamada como directora. Su nombre se ha hecho muy popular dentro de la comunidad luego de su participación como directora en Tamako Love Story y, más recientemente, en Koe no Katachi. Y madre mía. Su estilo es algo digno de análisis… un análisis que no me importaría tomarme la molestia de hacerlo yo mismo. No solo por sus ya famosos planos de piernas, sino por su montaje tan peculiar, la forma desbalanceada de encuadrar muchos planos, su manera de manejar el ritmo de una historia y el uso que le da a la iluminación y los colores.

Algún fetiche tendrá Naoko Yamada con las piernas. Pero este plano es genial y eso hay que agradecérselo.

Pero en esta ocasión hablamos solo de K-On, así que vayamos en orden. En los primeros capítulos la dirección es impecable en el sentido de que carece de errores graves. Mientras, comienza a dar algunas muestras de su estilo con un montaje muy interesante en la primera escena de la serie y, cómo no, algunos planos de piernas. Aunque en estos capítulos le da primordial importancia a que los personajes se desenvuelvan en su entorno sin que la cámara manipule lo que nosotros vemos. Deja que el equipo de animadores haga el trabajo de cargar de personalidad a las protagonistas, para que nos hagamos una idea propia de quiénes serán ellas como personajes.

Es en el cuarto episodio cuando Naoko Yamada sale de las sombras y demuestra por qué es una de las directoras más talentosas que hay en la industria ahora mismo. En el mismo, tenemos una escena en la que Mio ve a Yui tocar la guitarra mientras el fondo es iluminado por pirotecnia. Este momento me enamoró, y me hizo entender por qué K-On sería una muy buena serie. 


Este momento... está muy bien hecho. Esta primera temporada no es una cargada de sentimientos ni busca apelar a emociones muy fuertes, pero esta escena logra, incluso con su sencillez, transmitir las emociones de las protagonistas.

Para dar un poco de contexto de por qué esta escena está tan bien hecha, les puedo decir que el capítulo entero está hecho para mostrar aspectos nuevos de los personajes. Para mostrar que Mio no es simplemente una niña miedosa; tiene preocupaciones y sueños. Y en este capítulo se encuentra entre molesta y triste, porque las demás no se toman la banda en serio. Todo esto lo muestran casi que únicamente mediante la composición de los planos, la iluminación y muchos momentos de silencio. Y esta es la escena en la que desemboca toda la tensión. Todo el episodio estaba hecho para llegar a esta escena y que, con una hermosa animación y una iluminación espectacular, pudieras entender los sentimientos y los pensamientos de Mio tan solo con ver unos pocos planos de reacción. Ella ama la música, quiere ensayar y llegar a tener una gran banda. Pero en esta escena comprende que antes de todo eso está la amistad. Que no vale la pena tocar si no lo hace con sus amigas y si no se lo pasa tan bien como se lo está pasando Yui. Les recomiendo, de verdad, que si le van a dar una oportunidad a K-On, vean al menos hasta el cuarto episodio.

Y lo bueno no se queda ahí. De ese episodio en adelante, el estilo de Naoko Yamada sale a flote y se impone en la serie. No daré ejemplos puntuales para evitar soltar algún spoiler. Lo que sí diré es que donde más resalta la dirección es en los últimos episodios. Entre el episodio 10 y el 14, la directora te lleva de la mano y te muestra una gran variedad de emociones, en muchas ocasiones sin apenas usar diálogo.

GRACIAS, KYOANI

Para hablar de K-On en condiciones, no podemos evitar hablar de la animación. Debemos entender que gran parte de las cosas que dije en el apartado anterior no tendrían ese impacto de no ser por la gran animación de Kyoto Animation. Muchos discriminan a KyoAni por producir casi únicamente series moe, pero opines lo que opines sobre las series que produce este estudio, hay un hecho que es indiscutible: están entre los estudios con la mejor animación actualmente. Pensando mucho, solo se me ocurre Bones como el único estudio que estaría a la altura de KyoAni en cuanto a calidad de animación, sin tomar en cuenta las diferencias que hay en el tipo de series que producen, teniendo Bones la ventaja al tener escenas de acción donde lucir su animación.

Repasando un poco lo que ha producido Kyoto Animation, entre sus trabajos encontramos cosas de la calidad de Hibike! Euphonium, Tamako Love Story, Nichijou, Lucky Star, Kyokai no Kanata y, su más reciente trabajo, Koe no Katachi. Así que no me extrañó para nada encontrarme tal calidad en K-On.

La cantidad de personalidad que le dan los animadores a los personajes solo con el lenguaje corporal es increíble. Además de poner una gran atención a no aburrir. Pocas son las escenas donde veamos a un personaje estático simplemente moviendo la boca en una animación consistente en tres dibujos que se repiten en bucle. Y, una de las cosas que más me gustaron, la atención que le ponen a las caras graciosas. Parece un tema tonto, pero al hablar de una serie que tiene una cantidad de humor muy importante, es necesario no aburrir haciendo siempre la misma cara cuando quieras causar gracia. La animación es especialmente importante cuando hablamos de una serie con un guion tan simple… aunque simple no necesariamente significa malo.

UN GUION SIMPLE PERO QUE FUNCIONA

Como lo leen, chicos; la complejidad de un guion no es directamente proporcional a su calidad. Hay muchas obrass que necesitan uno muy simple para triunfar. Esa ha sido la fórmula del éxito de Pixar desde el estreno de Toy Story. Pues K-On me parece una de esas series. Es un anime para relajarte y disfrutar sin necesidad de estar pensando en teorías de conspiración. Ahora, la complejidad tampoco es mala. Muchas series que son reconocidas como las grandes obras maestras de este medio lo consiguieron en parte por la complejidad de su guion. Es un tema difícil, ya que si una historia es muy complicada, se te puede ir de las manos y terminar haciendo capítulos enteros de exposición. Esto fue lo que le pasó a Shingeki no Kyojin. Por el otro lado, si haces una historia muy simple terminas con una obra vacía que nadie recordará. K-On está en el extremo de los simples, sin llegar a ser olvidable. Y esto lo logra principalmente gracias a sus personajes.


Esta escena, del capítulo 11, es el momento más íntimo, el clímax emocional de la temporada, y en vez de apostar por lo melodramático, optaron por darle un sentimiento tierno al momento. Amé eso.

Uno de los problemas de hacer una historia muy simple es que puedes terminar con personajes planos, que no tengan nada que los haga interesantes. En este aspecto K-On lo hizo muy bien porque en los primeros 2 capítulos sienta rápidamente las bases de cómo sería cada personaje. Fácilmente podías señalar a un personaje y definirlo con unas pocas palabras. Esto podría parecer algo malo, pero en realidad es beneficioso para la serie porque rápidamente haces que los personajes sean fácilmente diferenciables, y te crea ciertas expectativas.

Ahora, ¿sería bueno que fuera así durante toda la serie? Por supuesto que no, pero aquí de nuevo K-On acierta. Luego de esos primeros episodios, la serie comienza a mostrarte distintos ángulos de los personajes que hacen que puedas conocerlos más a profundidad y entender que son mucho más de lo que creías a primera vista. Y lo hace de una manera lenta y en detalles muy pequeños, con lo cual esas revelaciones pasan prácticamente inadvertidas, casi como cuando conoces a una persona y se van, poco a poco, haciendo más amigos. Por lo que, antes de que te des cuenta, cuando llegas al episodio 11, conoces mucho de sus personalidades y empatizas un montón con ellas. Porque son prácticamente humanas

Ese es otro aspecto importante. Me sorprende lo reales que se sienten las protagonistas de esta serie. Esto lo logran principalmente al olvidar el melodrama y hacer que los personajes reaccionen de manera realista ante las situaciones. Cuando alguien se deprime, en vez de comenzar a llorar y pegar gritos por la calle como un loco, esa persona suele encerrarse en su habitación para que no lo vean sufrir. Y ese es el tipo de cosas que pasan e K-On. Esta es una serie que entiende a las personas y no necesita exagerar las situaciones para que tú, como espectador, puedas entender a los personajes.

¿Veré la segunda temporada? Por supuesto. La veré porque tengo esperanzas de que sea incluso mejor. Porque, al contrario de la creencia popular, a mí me parece que las segundas temporadas son una oportunidad para explorar más a profundidad de los personajes. Con  esta primera temporada, ya conocemos a las protagonistas de K-On, y la segunda temporada supongo que toma lugar en su último año como compañeras de clase y de club. Así que espero que sea mucho más personal que la primera. La veré con muchas ganas, y muy probablemente le haga una reseña acá para ver si cumplió mis expectativas, o si estaba completamente equivocado. Espero que con esta reseña, los que no la han visto, le den una oportunidad a K-On incluso si son de esos que odian el moe. Y, por favor, intenten ver los aspectos realmente importantes de las series.

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