Escrita por: Wilburg



Primero que nada, me gustaría empezar con una advertencia de spoilers. Asumiré que las personas interesadas en este artículo serán aquellas que están siguiendo la serie de Tsuki ga Kirei, así que soltaré algún spoiler. Si no es tu caso, quedas advertido.

Ahora sí, comencemos. En primer lugar me gustaría comentar un error común que he visto que cometen algunas personas al hablar de Tsuki ga Kirei. Suelen referirse a ella como “tu típico anime de romance colegial”. Quiero que entiendan que esta serie no es un romance común. Obviamente, gran parte de la historia se basa en ver a los dos protagonistas desarrollar su relación amorosa. Sin embargo, el enfoque que se le da a esta relación y los conflictos que surgen es un poco diferente de lo habitual. No es tanto “una historia sobre el amor” sino más “una historia sobre la amistad enfrentada al amor”. Quizá no se entienda mucho ahora, pero este artículo es justo para eso. O quizá sí se entienda y realmente estoy probando un punto que es muy obvio para todos.

Empecemos con el ejemplo más evidente de todos: Chinatsu. Chinatsu es la amiga de Akane que también se quiere tirar a Azumi. ¿Ya recordaron quién es? Bueno. El conflicto con Chinatsu es que intenta ligar, de una forma muy obvia, con Azumi, quién ella sabe que es novio de Akane. Obviamente, esto genera un gran conflicto entre ellas y no es solo porque Chinatsu es una perra. Parte del conflicto con Chinatsu se debe también a que Akane valora mucho su amistad y no encuentra la forma de enfrentarla y alejarla de su macho. De hecho, al momento que la hermana le aconseja que la aleje porque podría destruir se relación, Akane lo ve como algo impensable. En su mente no entra la idea de discutir con una amiga. Y por eso es tan doloroso ver cómo una amiga está interfiriendo en su relación.


Solo en el opening podemos verlo reflejado. En los dos primeros planos en que salen los protagonistas, se ven separados y rodeados por sus amigos.

Pasando un poco del tema de Chinatsu, porque es el más evidente y porque quiero que este artículo no se extienda mucho, cabe destacar que esta intromisión no se detiene ahí. Los protagonistas viven en un constante sentimiento de incomodidad por el hecho de que sus amigos les impiden estar el uno con el otro. En muchas ocasiones no logran ni hablar por culpa de la presencia de los demás, y esto genera una sensación de frustración increíble.

Y todo esto no está hecho “porque sí”. Sí, genera conflictos importantes para que la historia avance y sea más interesante, pero también nos habla mucho de la personalidad y la actitud de los protagonistas. Mientras Azumi intenta integrar a Akane en su vida, al punto que la lleva a la tienda de su amigo y siempre es el que toma la iniciativa a pesar de su timidez, ella es un poco conservadora y cuida más las apariencias. En momentos, quedan para verse en algún sitio pero ella rompe su promesa al no encontrar cómo dejar a sus amigas sin quedar mal. En un punto, Azumi incluso “pelea” con sus amigos y provoca que le quiten el celular para poder quedar con Akane, y ella termina yendo porque las amigas de cierta forma la obligaron a ir. Y hasta el momento no ha pasado, pero estoy casi seguro que el climax de la serie va a incluir el hecho de que ella le dé la espalda a las amigas para poder centrarse más en su relación.


El primer momento en el opening en que se encuentran juntos en el mismo plano, está una amiga de Akane separándolos.

Y no es una casualidad que al final de los episodios dediquen hasta cinco minutos a contar historias de estos personajes secundarios. Mini historias que no tienen nada que ver con la trama principal, pero que ayudan a humanizar a estos personajes que, directa o indirectamente, tienen tanto peso en la trama. Son fragmentos de no más de dos minutos de duración cada uno que permiten entender que estos personajes no son simplemente un relleno a la historia de los dos protagonistas.


De hecho, en todo el opening no se les ve juntos en ningún momento. Y su tiempo en pantalla es relativamente poco, dándole así un poco más de espacio a los personajes secundarios.

Y para conseguir hablar de este tema, obviamente algo muy importante en la serie debe ser la relación entre los protagonistas y sus amigos. Y Dios mío, qué bien hechas están esas relaciones. ¿Conocen la regla del «show, don’t tell»? Es una regla que dicta que la información debe ser dada a través de acciones, en vez de diálogos baratos. Pues Tsuki ga Kirei es el ejemplo perfecto del show, don’t tell. Solo con decir que son amigos no habría bastado para sentir la conexión emocional que tienen estos personajes, así que la serie decide ir más allá. Para empezar, en el caso de los chicos, es de vital importancia la animación y el lenguaje corporal de los personajes. Logras comprender el nivel de amistad y confianza que hay entre ellos simplemente con verlos interactuar y juguetear un poco. En el caso de las chicas, mis aplausos deben ir al guionista de la serie, ya que, aún sin apenas interacción física, llegas a sentir la amistad que hay entre ellas solo con diálogos de literalmente cualquier tontería. Vamos, mi escena favorita es cuando la profesora mira en la habitación para asegurarse que estén durmiendo, y cuando se va una dice “¿Ya se fue?” y todas encienden sus celulares. ¿Saben el nivel de compañerismo que se necesita para lograr esa coordinación? Y como ese ejemplo hay un montón donde con acciones muy pequeñas podemos ver a este grupo de amigas como eso, un grupo de amigas, en vez de cómo “el grupo que rodea a la protagonista”.


Se podría decir que este es el único momento en el que están juntos en el opening, y es una forma muy tierna de demostrarlo. Los peluches de Akane reposando sobre un manuscrito de Azumi. Y es el último plano del opening, mostrando cómo a pesar de los inconvenientes, ellos quieren estar junto aunque tengan la necesidad de ocultarlo.

Sinceramente, me gustaría ver esta atención a las relaciones interpersonales en más series, pero me temo que requiere de mucho esfuerzo. Y para poder llevarla a cabo efectivamente se necesita de demasiado tiempo en pantalla de personajes secundarios, lo cual no sale rentable para la mayoría de series. Afortunadamente, Tsuki ga Kirei es un caso especial donde sí sale rentable dar tanto protagonismo a personajes secundarios. Así que solo queda disfrutar de esta serie que hasta el momento está siendo de lo mejor del año, y esperar a su final para poder tener un veredicto más completo.

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