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- Reseña: Katanagatari
Escrita por:
Unknown
- Géneros: Acción, aventura, histórico, romance, artes marciales.
- Estudio: White Fox.
- Director: Motonaga Keitarou.
- Fuente original: Novela Ligera.
Cuando
uno mira el currículum del Zorro Blanco, la primera palabra que viene a la
cabeza es “inconsistente”. Es un estudio que no tiene una identidad definida, y
los géneros de sus trabajos varían entre slice-of-life moe con GochiUsa,
y thriller psicológico con S;G.
En el caso de Katangatari, con lo que nos encontramos es con una aventura que
mezcla acción, drama, romance y comedia competentemente, así como un fuerte trasfondo temático que
comenta sobre la importancia de vivir por nuestra cuenta y no dedicar nuestra existencia a las metas de otro, siendo crítico también de las
motivaciones de sus propios personajes. Con tropezones pocos, esta adaptación
de una Novela Ligera de la autoría de NisiOisiN es uno de los más destacables
anime de 2.010, y de lo mejorcito que ha sacado el estudio en su corta
existencia.
Kyotouryuu, una técnica para espadachines que no usan espada, porque son una... si, tiene más sentido de lo que parece.
¿Qué hace Katanagatari?
La historia nos sitúa temporalmente en el medio del período Edo dentro de Japón, una época en la que el país finalmente está unificado bajo el gobierno militar de un Shogun luego de un período de guerras, traiciones y corrupción, y se encuentra casi completamente cerrado al mundo exterior. Togame, maestra de tácticas del shogunato, se embarca en una misión para recorrer toda la isla, y recolectar doce míticas espadas conocidas como las “aberrantes”, forjadas por el legendario herrero Shikizaki Kiki, como símbolo del poder de este gobierno.
Para
ello, viaja a una isla aislada, habitada por Yasuri Shichika –último maestro
del estilo de pelea Kyotouryuu- y su hermana Nanami, para contratarlo como
guardaespaldas en esta búsqueda de las espadas. Shichika, quien vivió casi toda
su vida apartado de cualquier otro contacto social que no sea su hermana,
acepta la misión no por interés en el poder, dinero u honor, sino por un interés en Togame, que a falta de vocabulario llama “amor” a dicha intriga. Es así como nuestros
dos protagonistas emprenden su viaje por todo el país, encontrándose con un
variado elenco de personajes, cuyas historias están profundamente vinculadas
con estas espadas.
El
principal mérito de Katanagatari es en como progresa el arco de personaje de
nuestro protagonista Shichika. Lo vemos progresar desde un tipo que no entiende
nada del mundo, a alguien con una visión propia del mismo, a medida aprende
diferentes lecciones de vida y descubre nuevos sentimientos a lo largo de este
viaje. Además es una historia que hasta el último capítulo desafía las
expectativas del espectador, a veces haciendo lo opuesto que se espera de la
misma en un momento determinado, o simplemente anunciando directamente lo que
va a pasar, poniendo la perspectiva de la audiencia en el “cómo” o “cuándo”
antes que en el “qué”. Estas “subversiones” están entretejidas en la historia
de modo que a veces se usan simplemente para rematar un chiste, pero en otros
casos existen pistas a lo largo de la serie que apuntan directamente a esta
resolución, lo que le da un valor para volverla a visitar de vez en cuando y
encontrar algunas de estas sutilezas.
Oh my God, que obra de arte.
¿Cómo lo hace?
El argumento de Katanagatari se desarrolla de una forma relativamente lineal, y a pesar de haber tanto una meta definida como progreso constante tanto en la trama como de los personajes, es por una buena parte de la misma, episódica. Esto quiere decir que varios episodios tienen una estructura definida en la que nuestros protagonistas llegan a una locación -> conocen al adversario -> entienden su historia -> es vencido y consiguen la espada. Normalmente esto generaría que la serie se vuelva repetitiva, pero hay suficiente variedad en locaciones, personajes y trasfondos temáticos para mantener al espectador interesado. Cada episodio logra introducir y desarrollar a sus personajes completamente, y a la vez vemos como influencian tanto a nuestros protagonistas, como a la percepción de la audiencia respecto a ellos.
Una vez que Togame convence a Shichika de acompañarla en
su búsqueda de las espadas, ellos comienzan su viaje en
el que se encontrarán con quienes las poseen para quitárselas, o persuadirlos en
entregarlas. Sin embargo, la historia no es tan simple como vencer a un corrupto
oponente y seguir de largo.
Cada uno de los usuarios de espada tiene motivaciones complejas que los vinculan a las mismas, algunos las defienden por una cuestión tradicional, otros las usan con fines altruistas, los Maniwa (que son un grupo de ninjas muy exóticos) las buscan para asegurar la supervivencia de su aldea, mientras que del shogunato las buscan como símbolo de autoridad, aunque hay en realidad un trasfondo más complejo que simple perpetuación del poder. Este trasfondo está ligado a la historia de Japón y a cierto evento que ocurre en 1853 cuando llegan los Estados Unidos 150 años después de los sucesos de esta serie, pero ahondaríamos en territorio de spoilers. El punto es que estas adiciones a los personajes les hacen cobrar vida y hacen que no se sientan como vehículos argumentales o cosas-que-hay-que-vencer-para-avanzar-la-historia, ya que darle trasfondo, motivaciones, metas e ideologías a cada uno de ellos –aparte de una muy colorida variedad de personalidades- genera empatía en el espectador, y una vez que los dejamos/mueren/renuncian a su espada o cualquier otra consecuencia, se siente que algo se ha perdido en ese mundo. Este mismo sentimiento es el que nos hace cuestionar que tan nobles son las motivaciones y metas de nuestros protagonistas, y si realmente vale la pena el sacrificio.
Además, esto no es algo que queda solo para la audiencia, sino que también es un punto de reflexión para nuestros protagonistas, sobre todo Yasuri Shichika. El comienza la serie con la percepción social de un neandertal y valores morales completamente alienados de cualquier estándar social gracias a su particular crianza, pero al encontrarse con toda esta gente y atravesar momentos con fuerte impacto emocional, presenciar soledad, miseria, muerte, así como desarrollar genuino afecto por su compañera de viaje y sentir empatía con algunos de sus adversarios, poco a poco se vuelve más humanizado a medida progresa la historia y es afectado por Togame y el resto de los personajes. Empieza a sentir emociones como celos, arrepentimiento y amor propio entre otras, y desarrolla lenta pero seguramente resolución y voluntad propia, culminando su desarrollo en el gigantesco clímax que es el episodio final.
Cada uno de los usuarios de espada tiene motivaciones complejas que los vinculan a las mismas, algunos las defienden por una cuestión tradicional, otros las usan con fines altruistas, los Maniwa (que son un grupo de ninjas muy exóticos) las buscan para asegurar la supervivencia de su aldea, mientras que del shogunato las buscan como símbolo de autoridad, aunque hay en realidad un trasfondo más complejo que simple perpetuación del poder. Este trasfondo está ligado a la historia de Japón y a cierto evento que ocurre en 1853 cuando llegan los Estados Unidos 150 años después de los sucesos de esta serie, pero ahondaríamos en territorio de spoilers. El punto es que estas adiciones a los personajes les hacen cobrar vida y hacen que no se sientan como vehículos argumentales o cosas-que-hay-que-vencer-para-avanzar-la-historia, ya que darle trasfondo, motivaciones, metas e ideologías a cada uno de ellos –aparte de una muy colorida variedad de personalidades- genera empatía en el espectador, y una vez que los dejamos/mueren/renuncian a su espada o cualquier otra consecuencia, se siente que algo se ha perdido en ese mundo. Este mismo sentimiento es el que nos hace cuestionar que tan nobles son las motivaciones y metas de nuestros protagonistas, y si realmente vale la pena el sacrificio.
Además, esto no es algo que queda solo para la audiencia, sino que también es un punto de reflexión para nuestros protagonistas, sobre todo Yasuri Shichika. El comienza la serie con la percepción social de un neandertal y valores morales completamente alienados de cualquier estándar social gracias a su particular crianza, pero al encontrarse con toda esta gente y atravesar momentos con fuerte impacto emocional, presenciar soledad, miseria, muerte, así como desarrollar genuino afecto por su compañera de viaje y sentir empatía con algunos de sus adversarios, poco a poco se vuelve más humanizado a medida progresa la historia y es afectado por Togame y el resto de los personajes. Empieza a sentir emociones como celos, arrepentimiento y amor propio entre otras, y desarrolla lenta pero seguramente resolución y voluntad propia, culminando su desarrollo en el gigantesco clímax que es el episodio final.
Aun
así, la serie no se presenta como una aventura sombría y llena de miseria. Por
el contrario, entre las vibrantes paletas de colores, los diseños de personajes y las interacciones entre los mismos que generan momentos muy divertidos, son
todos elementos que aligeran la carga emocional, y evita que el anime se tome
demasiado en serio para su propio bien, puesto que además de contar su
historia, busca entretener.
Durante los distintos episodios vemos el crecimiento de los personajes principales y el desarrollo de su relación mientras se enfrentan no solo a los que poseen las espadas, sino también con su pasado. Ésto hace que la sub-trama romántica sea buena, ya que es puesta a prueba en diferentes ocasiones la lealtad de uno hacia el otro, dando pie a interesantes desarrollos, sin nombrar también que sus interacciones son variadas y entretenidas.
Durante los distintos episodios vemos el crecimiento de los personajes principales y el desarrollo de su relación mientras se enfrentan no solo a los que poseen las espadas, sino también con su pasado. Ésto hace que la sub-trama romántica sea buena, ya que es puesta a prueba en diferentes ocasiones la lealtad de uno hacia el otro, dando pie a interesantes desarrollos, sin nombrar también que sus interacciones son variadas y entretenidas.
Mira esa coreografía papu.
Katanagatari cuenta con numerosas escenas de acción entre
sus aún más presentes y largas escenas de diálogo, las cuales se basan
parcialmente en estrategia y parcialmente en la supremacía del arte marcial
Kyotouryuu. White Fox contó con un gran presupuesto (tiempo y dinero, sobre todo tiempo) para esta animación al
emitirse un episodio de 50 minutos por mes durante todo un año, y eso se
deja ver en la producción. Las escenas de acción a veces se quedan cortas,
porque al ser una adaptación de novela ligera, no pueden dejar fuera el
diálogo, y a veces pueden dejar de sentirse naturales si no se es capaz de suspender
la incredulidad de esto. Sin embargo, la animación y la coreografía son muy
buenas, se ven fluidas, con muchos fotogramas, y dichas tomas se coordinan bien
con la banda sonora. Esta última es obra de Taku Iwasaki, y sin lugar a dudas
uno de sus mejores trabajos, mezclando un sinfín de géneros e instrumentación para
añadir aún más estilo a una obra que ya lo tiene desde el guion. Con la
excepción del episodio 7 en el que deciden optar por un estilo artístico
emulando a un videojuego en ciertas partes, la producción es consistentemente
competente y mantiene un nivel muy alto de calidad. Además, el hecho de que se
mantengan relativamente fieles a los diseños de personaje originales de la
novela es muy bueno, ya que derrochan personalidad e insignia.
Una nota sobre el estilo de NisiOisiN
El autor de la novela ligera original (más conocido por escribir Monogatari Series) imprime un estilo y prosa muy particulares que se pierden en la traducción. Sin embargo, se puede escuchar en cómo los personajes recitan sus lineas con cierta musicalidad de una forma a veces cercana a una poesía. Esto no quiere decir que los diálogos sean malos o robóticos. Por el contrario, los hace muy entretenidos, y resaltan muy bien las distintas personalidades que hay en la serie. Hay inclusive un ninja que habla al revés, y un nene dios que se ríe como un zerg del Starcraft. A su vez, Nisio goza de escribir de forma que los personajes sean conocedores de los tropos que inundan el género sobre el que escribe, y una de las escenas en específico trata de Togame y Shichika caminando por un desierto debatiendo sobre cual va a ser la frase insignia de este último, y es muy gracioso. Logra parodiar en Katanagatari ciertos clichés de series shounen de peleas, pero cuando los toma en serio, su ejecución está tan arraigada a la narrativa y los personajes que estos tropos funcionan de modo sobresaliente. Además, sus trabajos tienen un sentido del humor que es algo más elaborado que el slapstick o el constante uso del boke/tsukkomi, y emplea para el mismo propios elementos de la narrativa (por ejemplo, la narradora anuncia el remate de un chiste tres episodios antes de que este pase, y cuando pasa, recordamos esta narración) así como constante juego de palabras, y también les pasa factura a los personajes cuando se toman demasiado en serio.
A su vez, tanto en Katanagatari como en Monogatari Series, las exageradas personalidades y actitudes de los personajes logran sacar lo mejor de los actores de voz, quienes muestran un rendimiento excelente durante toda la serie en ambos casos.
El final de Katanagatari es uno de los puntos críticos del anime, ya que es en este donde se gana el respeto o el odio de los espectadores. Esto en parte es por cómo se nos presentan los personajes cuyas metas son adversas a las de nuestro dúo principal, pero la legitimidad moral de las mismas no están pintadas de blanco o negro. Este final pone en perspectiva la naturaleza de la relación entre los personajes, y con su presentación un poco brusca puede dejar a varios en offside. Lo que sigue es territorio spoiler, pero lo que vale la pena destacar del final es que entrega una fuerte catarsis a los personajes en cuestión, a la vez que cierra el arco temático que une a la serie y todo su elenco; es un espectáculo climático en par con los más grandes finales del anime.
A su vez, tanto en Katanagatari como en Monogatari Series, las exageradas personalidades y actitudes de los personajes logran sacar lo mejor de los actores de voz, quienes muestran un rendimiento excelente durante toda la serie en ambos casos.
Mira esa profundidad de personaje papu.
El final de la serie
Corto análisis temático sobre el final de la serie (spoilers)
Katanagatari no esconde las motivaciones de sus personajes, a excepción de uno: Togame, aunque visualmente vemos cuando miente/planea algo cada vez que el ojo cambia a forma de cruz. Ella no está dirigida por un sentimiento de lealtad hacia el shogunato, sino todo lo contrario, busca vengarse del mismo. Consciente del poder de Kyotoryuu, al ver a su padre Hida Takahito ser asesinado por el padre de Shichika (quien era enviado del shogunato), dedica su vida a la venganza. Esto la lleva a acercarse al shogunato para embarcarse en su aventura para buscar las espadas. Shichika muchas veces es referido como "espada", y este es un tema que se aplica a una gran mayoría de usuarios. Todos aquellos que dirigen sus esfuerzos hacia las metas de otra persona (es decir, son sus "espadas"), o bien fallan en su meta, o directamente mueren. Aquellos que sobreviven y siguen adelante son los que logran desprenderse de estas cadenas, y hacen decisiones por su cuenta para vivir su propia vida.
La muerte de Togame (¡ja! advertí sobre los spoilers) es presagiada visualmente cuando continúa desenterrando la espada sin descanso en el episodio 10. Lo que el Dios de la zona habla sobre puntos de ataque y defensa se refiere a lo que dedicamos día a día a luchar por nuestras metas (ataque) y a vivir/preservar nuestra propia vida: Togame se dedicó toda su vida al ataque, a su venganza, mientras que Hitei, su contraparte, se dedicó mayormente a la defensa. Esto se hace más evidente cuando la primera revela los planes que tiene una vez que junte las espadas y logre su objetivo, pero a la vez cuenta que "incluso si las palabras eran mentira, los sentimientos no lo eran", lo que quiere decir que su sed de venganza la llevó a ignorar incluso sus sentimientos propios. Togame muere por su imprudencia al avanzar contra el shogunato, mientras que Hitei lo que busca es el fin del conflicto que Shikizaki Kiki trajo con sus espadas al mundo. La diferencia es que a Hitei no le interesa si la meta de Shikizaki se cumple o no, a pesar de ser descendiente del mismo. Evita hacer de este conflicto su vida, y así evitar ser una "espada" que luche por los objetivos de otro. Shichika mismo deja de ser una espada una vez que su dueña fallece, y decide ir al palacio para "morir" desquitando su ira.
Cuando Shichika destruye las espadas y vence a sus usuarios, procede a enterrar al Shogun 20 metros bajo tierra, pero perdona a Hitei porque sabe que en el fondo, Togame se trajo su destino ella misma, y lo que ocurrió no fue por odio. En el epílogo vemos como los dos se dedican a viajar por Japón, sin nada que los ate. La premisa de Shikizaki Kiki era crear una espada definitiva que sea capaz de rechazar a los invasores que vendrían 150 años en el futuro (históricamente, los Estados Unidos visitan Japón en 1853 para con barcos armados y los coaccionan para que abran el país que hasta ese momento, en el período Edo, estaba cerrado, y la gente no podía ni entrar ni salir del país). Yasuri Shichika demuestra ser esa espada, pero en vez de dedicar su vida al hipotético futuro, decide vivir y viajar por su cuenta. La frase "los guerreros del futuro tendrán que arreglárselas por su cuenta" pone esto en perspectiva.
Katanagatari cierra revelando que es una tragedia, en las que todos fallan sus metas iniciales. El Shogun es simplemente sucedido normalmente y la historia no es "falsificada", el palacio de Uneri es olvidado, Togame falló con su venganza, Meisai muere y su santuario queda sin líder, Emonzaemon muere por Hitei, y también los Maniwa pierden su clan a manos de un Houou poseído, yendo desde una fuerza amenazante a ser representados por un niño pidiendo piedad (Pengin) en su búsqueda del poder de las espadas. La diferencia es que aquellos que se liberan de estas causas ajenas son capaces de seguir adelante y buscar su propio camino, como es el caso de Kiguchi Zanki o Azekura Kanara, así como Hitei y Shichika. Es por eso que Katanagatari cierra con un moño una historia con mucho contenido en un final explosivo.
"Cheerio!"
En resumen, Katanagatari en un paquete de 12 episodios con 50 minutos cada uno, empaca una historia temáticamente cohesiva y coherente consigo misma, y no tiene miedo a incluir drama, acción, comedia y romance demostrando ser sumamente competente en todos sus departamentos. En lo personal ese último episodio fue absolutamente demoledor, y lo vi con la mandíbula completamente por el piso. Al verla por segunda vez se vuelve mucho más fácil apreciar las sutilezas de los personajes, lo que la hace una serie sumamente revisitable. Dejo una recomendación personal a cualquiera que quiera una serie de aventura completa, con mucho contenido y personajes tan extravagantes como interesantes, y no tiene problemas con una cantidad descomunal de diálogo.
Historia: 8/10
Personajes: 9/10
Presentación audiovisual: 9/10
Nota final: 8.67/10
Nota personal: 9/10
JN
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